Revista
Latinoamericana de Psicoterapia Existencial. UN ENFOQUE COMPRENSIVO DEL
SER. Ao 14 - N 28 Abril
2024
En
torno al cuerpo y el envejecimiento
Acercamiento
fenomenolgico para la comprensin de la vejez
About the
body and aging. Phenomenological approach to the understanding of old age
Eloy Maya Prez
Celaya, Guanajuato, Mxico
Programa educativo de Psicologa
Clnica del Campus Celaya Salvatierra de la Universidad de Guanajuato
Resumen
Con esta contribucin terica intento dar respuesta a la pregunta: Cmo
accedemos a la comprendemos a la vejez, como concepto y fenmeno, explicndola
como una generalidad cuyo protagonista sea el cuerpo? La elaboracin terica
est sustentada en la propuesta de que es posible comprender la vejez desde el
cuerpo considerndolo como un indicador de la experiencia de envejecer y no
solo como un rgano de la naturaleza que se patologiza
tras en el tiempo vivido, el texto sigue una estructura para el anlisis a
travs de dos vas: a) consideraciones del discurso biomdico sobre la vejez y
b) un acercamiento fenomenolgico sobre el cuerpo y la vejez. En la conclusin,
afirmo que el cuerpo es espacio fsico donde se materializa el tiempo, por
tanto, el ser puede relatarse desde el cuerpo vivido
Palabras clave
Vejez, fenomenologa, cuerpo, experiencia
Abstract
With this theoretical contribution I try to answer the question: How do
we understand old age, as a concept and phenomenon, explaining it as a
generality whose protagonist is the body? The theoretical elaboration is based
on the proposal that it is possible to understand old age from the body
considering it as an indicator of the experience of aging and not only as an
organ of nature that is pathologized after the time lived,
the text follows a structure for analysis through two ways: a) considerations
of the biomedical discourse on old age and b) a phenomenological approach to
the body and old age. In the conclusion, I affirm that the body is the physical
space where time materializes, therefore, the self can be related from the
lived body.
Keywords
Old age, phenomenology, body, experience.
Introduccin
Tiempo y vejez son una frmula que se presenta fusionada en las
reflexiones que la filosofa hace sobre el envejecimiento. Mediante estos
elementos se relata una forma particular del ser con la intencin de comprender
una situacin particular en que la vida ocurre. Un tercer elemento que aparece
ligado en estos anlisis es el cuerpo, entre otras concepciones, se describe
como el espacio fsico donde se materializa el tiempo.
En relacin con este ltimo punto existe una cantidad considerable de
abordajes que explican a la vejez, algunos de ellos orientados desde la salud.
La idea que sostengo en el texto es que la vejez puede comprenderse como
esa forma particular de ser en el tiempo que se hace evidente en el cuerpo, Aurenque (2021) afirma que envejeciendo nos descubrimos
anclados en el tiempo y este anclaje slo ocurre a travs del cuerpo, asimismo
Heidegger (1992) describira este anclaje definindonos como seres ontolgicamente
atravesados por el tiempo. No obstante, es complicado reducir la vejez a una
definicin que provenga de la filosofa pues como afirma De Beauvoir
(2016) no es posible que esta palabra abarque una realidad bien definida, sin
embargo, el anlisis de la vejez en esta disciplina ha aportado al develamiento
de la persona sobre s misma, en la cual el cuerpo juega un papel fundante pues
revela quien se es cuando se mira a travs de l.
En concreto, con este texto me propongo reflexionar en tono
fenomenolgico sobre la vejez. Considerando que la discusin sobre este
fenmeno involucra, necesariamente, al cuerpo, pues es este un indicador de la
experiencia de envejecer. Ahora bien, con el hecho de discutir la existencia
del ser envejecido desde el cuerpo no se busca relatarlo desde sus causalidades
biolgicas como comparte Drr (2005) mucho menos
describirlo como rgano de la naturaleza que se patologiza
tras en el tiempo transcurrido; el propsito es colocarlo como un objeto de
anlisis que puede ser relatado desde el cuerpo vivido en el que el ser est de
manifiesto. Expongo estas dos vas como mtodo de anlisis:
a) Consideraciones del discurso biomdico sobre la vejez, y
b) Un acercamiento fenomenolgico sobre el cuerpo y la vejez.
Por supuesto, no se trata de una comparacin, sino de un ejercicio que
permite comprender a la vejez a travs del cuerpo -apoyado en algunos de los
aportes que Merleau Ponty comparti- y desde la fenomenologa. Considerando tales
argumentos, esta contribucin intenta hacerse cargo de la pregunta: Cmo
acceder a la comprensin de la vejez, como concepto y
fenmeno, explicndola como una generalidad cuyo protagonista sea el cuerpo?
Consideraciones del discurso biomdico sobre la vejez
El modelo biomdico se sostiene en el orden disciplinario, se constituye
por un discurso que establece formas de explicacin e intervencin orientadas
en la elementalidad de lo orgnico y en la reduccin de la existencia a lo
biolgico. Su prctica como ejercicio clnico es un encuentro horizontal entre
dos personas dotado de objetividad y asepsia que sustenta su ideologa, pero
ms an, extraamente, las maneras de comprender a las personas. En el espacio
clnico los anlisis y diagnsticos cientficos objetivos de la biomedicina
eclipsan la experiencia subjetiva de los pacientes y su experiencia con la
enfermedad[1].
Guberman (2020) sostiene que dentro de este modelo
los individuos son encuadrados dentro de categoras generales de modo tal que
permite el ejercicio de clasificacin nosolgica que sistemas internacionales
como el DSM o el CIE aplican sobre las personas.
La biomedicina se define como una
disciplina cientfica que tiene como objeto el saber de la vida humana que se
explica a partir de su constitucin orgnica (Castrilln & Pulido, 2009). Para
Foucault (1996) constituye una mirada clnica centrada en la enfermedad, auto
concebida como nica y hegemnica, y utiliza los mtodos taxonmicos -heredados
de la botnica- para organizarlas como especies naturales que constituyen
grupos y familias, adems de ser responsable de haber construido un complejo
sistema de atencin institucional en donde, adems de otros dominios propios de
la etiologa mdica, se conforma por sus tcnicas de intervencin invasivas, su
rigidez para la enseanza e incluso las concepciones de la vida y la muerte que
acompaan el proceso de formacin profesional.
En el contexto de la discusin, es importante destacar que la
interpretacin que el modelo biomdico hace de la vejez est reducida, en
principio, a una nocin de enfermedad o anormalidad en el que est presente el
desgaste fsico y orgnico como componente clave, Venebra
(2021) aclara esta imagen al expresarla como una entidad que representa el fin
de la existencia atribuida por la edad, como si el cuerpo fuera un elemento de
la naturaleza que representa la fase de cumplimiento normal del ser como una
cosa viviente. En el discurso biomdico la vejez representa la versin material
del cuerpo, a la que se accede a travs de diagnsticos desde los cuales es
posible conseguir los valores relativos a la salud y la enfermedad. Para Pickard (2018) estos valores se recrean en la nocin de
fragilidad, como un estado ontolgico especfico a la vejez que se identifica
por la presencia de sntomas como el agotamiento o la debilidad; como si ser
viejo representar un punto de inflexin fisiolgico que da paso a la
vulnerabilidad. Aunque el proceso est centrado en el cuerpo, la discusin se
orienta a su desgaste relacionado con el cumplimiento de funciones biolgicas y
las capacidades asociadas. De ello se desprende una nocin de vejez vinculada a
la fragilidad y a la reduccin de posibilidades de experiencia pues representa
tambin la culminacin del desarrollo del cuerpo.
Dentro del discurso biomdico la enfermedad est vinculada con la idea
de normalidad y anormalidad, que, como expresa Canguilhem
(1971:114): suelen tomarse como sinnimas de sano y enfermo respectivamente. En
particular, en la biomedicina se considera que, entre otros aspectos
relevantes, la salud[2]
es el objeto al que se atiende y desde este modelo es que se construyen
concepciones sobre el viejo, el envejecimiento y la vejez, que se convierten en
un dispositivo instituyente, al respecto Fernndez (2007: 108) lo describe como
un conjunto heterogneo de prcticas discursivas en distintos grados de
articulacin, concordancia, discordancia, enfrentamiento y/o accionar entre los
elementos que en l convergen. La biomedicina, como dispositivo instituyente,
crea una objetividad del cuerpo que es a su vez un mecanismo de acercamiento y
comprensin del ser-fenmeno, convertido a enfermedad, anormalidad, malestar o
patologa. Desde este posicionamiento, la vejez -y sus formas representativas y
discursivas- lo es. La interpretacin que este modelo hace de la vejez est
reducida a una nocin de enfermedad, estado anormal, en el que est presente el
desgaste fsico y orgnico como elemento clave. Y, aunque el proceso est
centrado en el cuerpo, la discusin se orienta a su desgaste relacionado con el
cumplimiento de funciones biolgicas y las capacidades asociadas. De ello se
desprende una nocin de vejez vinculada a la fragilidad y a la reduccin de
posibilidades de experiencia pues representa tambin la culminacin del
desarrollo del cuerpo.
Entonces, la vejez como discurso impuesto y naturalizado desde el cuerpo
lo revela como cosa que ocurre en el tiempo, cosa cclica que se representa con
cada etapa de su desarrollo y se cierra -idealmente-con un final que ubicamos
en ella. Por consiguiente, el ser, entre otras formas, se materializa en el
tiempo, hecho que nos revela la nocin objetiva de la edad como marco prctico
a travs del cual entendemos qu pasa y permite explicarnos y comprendernos
objetivamente a travs del cuerpo transformado, que casi siempre tiene que ver
con la enfermedad o el desgaste propio del paso del tiempo.
Las consideraciones sobre la salud del ser envejecido parten de ideas
como la recuperacin de su independencia funcional producto del desgaste y
deterioro (Morales, 2006), de cierta forma, la mirada biomdica del
envejecimiento estn vinculada a la presencia de enfermedad -la OMS ha aportado
elementos importantes sobre el tema con el propsito de superar el reduccionismo
del propio modelo para orientarse hacia la salud del adulto mayor ms que en
sus patologas- y no son puramente un prejuicio como afirma Salvarezza
(1988), sino que forman parte de un sistema de creencias que orienta la
prctica mdica y, por tanto, las relaciones con los seres humanos.
El caso del modelo biomdico ha marcado de manera considerable la
historia de la comprensin del fenmeno de la vejez. Aurenque
(2021), relata que desde la poca medieval comenz a observarse una correlacin
estrecha entre el envejecimiento y la patologa, y posteriormente -como
producto del avance de la medicina moderna- aparecen otros correlatos sustentados
en investigaciones y anlisis etiolgicos que reflejan que la comprensin del
envejecimiento se orienta en la triada: envejecimiento, patologa y salud.
En el discurso biomdico la vejez representa la versin material del
cuerpo, a la que se accede a travs de diagnsticos desde los cuales es posible
conseguir los valores relativos a la salud y la enfermedad. Para Pickard (2018) estos valores se recrean en la nocin de
fragilidad, como un estado ontolgico especfico a la vejez que se identifica
por la presencia de sntomas como el agotamiento o la debilidad; como si ser
viejo representar un punto de inflexin fisiolgico que da paso a la
vulnerabilidad.
Por supuesto, a partir de estos diagnsticos se podrn atribuir otros
valores a la vejez y a quien envejece, incluso algunos de carcter social -como
la autonoma, la capacidad de trabajo y produccin, los vnculos sociales desde
los cuales es posible observar la desvinculacin social del adulto mayor-, que Venebra (2021) describe como una particularmente tarda economa
moral del cuerpo frgil, refirindose al disciplinamiento
social atribuido, exigido y asumido en el cual la salud referida desde la
biomedicina es un indicador basado en criterios generalizables a la poblacin.
Lpez (2018) describe esto desde de la nocin de pesimismo griego, mediante el
cual se revela una especie de caducidad de la vida marcado por los padecimientos,
las enfermedades asociadas y sufrimientos de un cuerpo que envejece. Segura
(2007) afirma que la enfermedad y la muerte han sido un tema recurrente en la
discusin filosfica orientada al envejecimiento, sobre todo porque el origen
de esta discusin aparece en conjunto a los principios de medicina, especficamente,
desde la curiosidad por saber cmo las culturas antiguas se enfrentaban a la
muerte a partir de la vejez.
El cuerpo y la vejez
Somos la edad
Paco Reyes Papichi
Atendiendo a la afirmacin de Husserl (2006) respecto de que la
conciencia es siempre conciencia de algo, propongo que el cuerpo es conciencia
y al mismo tiempo mecanismo para responder quines somos. Puesto que la
conciencia implica al ser ya que lo hace evidente ante nuestros ojos y permite
crear una nocin de lo que estamos siendo, en este sentido, mi propsito es
aportar elementos para reflexionar en torno a la vejez como una forma de
conciencia.
Esta conciencia se revela a travs del cuerpo infinito y finito, como
afirma Merleau-Ponty (1945), y se manifiesta en los actos de la vida cotidiana
que, vistos desde la intencionalidad de quien esto escribe, aparecen bajo una
dimensin de totalidad encarnada, es decir, el cuerpo se vuelve una expresin
del ser. Y aunque esta idea pueda parecer una generalidad, una mirada dirigida
al cuerpo nos da cuenta de quienes somos, pues es, en cierta forma, un reflejo
del ser que lo mira. En este sentido, al proponer que el cuerpo sea una
conciencia habra que dimensionar en medida de qu lo es, y, en todo caso, de
qu seramos consientes a travs de l o qu nos revela el cuerpo sobre
nosotros mismos.
Me ha parecido muy curioso la presencia de la
palabra cuerpo en los anlisis fenomenolgicos, en la fenomenologa existencial
y de la filosofa en general. Y no solo porque remite a nuestra entidad fsica
ni las posibilidades -en los trminos que Merleau Ponty nos las relata- que
esta nos da en el mundo, sino porque aparece como un referente de nosotros. El
cuerpo es el yo, es el cuerpo vivido y apropiado no slo es un rgano de la
naturaleza en el que se cumplen ciclos como esa ritmicidad
-que Venebra (2019) afirma que nos ocurre- es decir,
la vitalidad presentada por momentos que se suceden sin descanso hecho que vincula
la vida con el entorno dentro de lapsos tiempo.
Aparentemente, es la edad quien otorga el contenido experiencial que da
sentido al ser, en oposicin a esta forma naturalizada de comprensin, es
posible pensar en ella como una representacin constante de nosotros mediante
la que nos expresamos y nos muestra el devenir de nuestra existencia y aparece
como una forma de relacin, es decir, mediante ella nos miramos, nos definimos
y mostramos al mundo qu somos e incluso nos asumimos con la certeza de que merecemos
un trato dignificado -separado de los dems tratos hacia los otros-. En este
devenir del tiempo ocurre la continuidad de la vida pues somos ms que la suma
de experiencias que nos da nuestra relacin con los aos y el mundo. El cuerpo
es el medio para mantener una permanente relacin con el mundo, poseer un
cuerpo es conectar con un medio definido pues es el vehculo del ser-del mundo
(Merleau-Ponty, 1945); como afirma Martnez (2008), este vnculo con el mundo
es constante e inagotable. En el mundo somos y con l se nos revelan las
diferentes posibilidades de ser.
El ser es arrojado al mundo, en ese momento solo cuenta con su biologa
para vivir, por lo que durante su desarrollo tendr que adquirir elementos
socioculturales suficientes para lograr vivir ms all de dicha estructura
biolgica, pero vinculando sta al mundo. Menciono a esa biologa como cuerpo
-y renuncio a considerarla de manera reducida como se describi en el primer
apartado de este texto- y siempre se mantiene en contacto con lo externo para
tomar de l lo necesario en funcin de su desarrollo en general. Esta actividad
no es automtica, pues de estas cosas del mundo se toman elementos
abstractos/simblicos a travs del sistema perceptual que forman parte de lo
que el humano conoce y con lo cual se conforma el ser. Este sistema perceptual
no es en exclusiva un proceso cognitivo ni hay motivo para reducirlo desde ah
por el contrario es un sistema de entrada de informacin y esta informacin
recolectada tiene la particularidad de ser de diferente fuente y estimular de
diferentes procesos como cognitivo o emocional incluso la memoria.
Para el caso de inters de este texto insisto que el cuerpo es un
indicador del paso del tiempo pues representa al ser que se es en el momento
desde el que se relata as mismo o bien como afirma Merleau-Ponty (1996) cada
presente capta paso a paso la totalidad del tiempo posible; nos indica un algo
sobre nosotros que puede ser descrito, por ejemplo, desde el dolor pues al
mismo tiempo hablar de quien lo sufre. Una fenomenologa[3] de
la vejez en la que se discuta sobre el cuerpo envejecido permitir acercarnos a
la comprensin del ser que envejece y, de cierta forma, describir lo que
identifica que est vinculado a su existencia. Merleau-Ponty
(1969) afirma que la fenomenologa se define como una descripcin directa de la
experiencia tal como es y sin tener en cuenta la gnesis psicolgica del
fenmeno, ni las explicaciones causales que sabios, historiadores o socilogos
puedan darnos sobre el mismo. El propsito de la
fenomenologa como disciplina y de la filosofa se revela al invitar a los
interesados a volver a la cosa misma con la intencin de revelar su esencia.
Cul ser la esencia de la vejez? Acaso la experiencia del cuerpo
envejecido, el crear la necesidad de ambientes viejesognicos,
la vejez misma, la experiencia individualizada y diferenciada de otros seres
que envejecen, las posibilidades de la vejez.
Al pensar la vejez, se le objetiviza como la
mala condicin humana que encarna -convirtindose en ms que una
representacin- en una tradicin caracterstica de una realidad desrealizada,
esto es, sin un sentido y sin valor como afirmara Xavier Zubiri
(citado en Muro 2020) que nos comparte que dicha tradicin nos conduce a
conceptuar la vejez como un accidente de un sujeto, por lo que se le ha
concebido de manera generalizada como un mal y como negatividad del hombre;
condicin que lo aleja de realizarse como persona pues coloca -y con ella a
nosotros- a la vejez como un problema del hombre simbolizado por la inquietud
del avance del tiempo que es un recordatorio constante del momento de realidad
que se experimenta mientras se cursa.
Para acercarme a la comprensin de la vejez y la experiencia cuerpo
envejecido, momentneamente, acceder a travs de representaciones comunes del
envejecimiento, me refiero a la enfermedad y al dolor elementos vinculados por
completo con la dimensin natural del cuerpo. Ambos fenmenos influyen de
manera considerable en la toma de conciencia sobre la enfermedad, que en
palabras de Lpez (2018) sucede desde la vulnerabilidad, y se describe a travs
del dolor manifestado por la propia corporalidad. Desde este hecho es posible
preguntar al respecto del envejecimiento biolgico del cuerpo qu quiere decir
sobre nosotros el dolor experimentado por el desgaste orgnico, por el
deterioro de la funcionalidad, por la presencia de enfermedades
crnico-degenerativas?
Esta ltima idea me permite colocar al cuerpo como una medida de la
existencia, me refiero a que la conciencia del paso del tiempo nos indica
quines y qu somos puesto que no es igual reconocernos que somos nios,
jvenes o viejos ya que cada uno de estos representa por s mismo mltiples
posibilidades de existencia ya que, por supuesto, el cuerpo est encarnado en
un deber que la edad marca, de cierta forma somos la edad como reza el epgrafe
de este apartado.
Venebra (2021) discute sobre
la dimensin de la vejez como elemento de la naturaleza, afirmando que representa
la fase de cumplimiento normal del cuerpo como cosa viviente; esto es, se asume
como una entidad que representa el fin de la existencia atribuida por la edad
biolgica. Hecho que es particularmente agobiante a causa de nuestra conciencia
del tiempo y las implicaciones que trae.
La descripcin de la experiencia de la vejez al hecho biolgico equivale
a volverlo cosa e implica reducir la conciencia del ser a la conciencia de la
estructura orgnica. Asumirse de esta forma implica resignarse, como afirma
Merleau-Ponty (1945), pues la conciencia se objetiva en la conciencia de la
enfermedad o del desgaste orgnico o del deterioro de la funcionalidad o de la
presencia de enfermedades crnico-degenerativas.
Por otra parte, no se trata de remitirse a la explicacin del giro
corporal como mtodo de referencia de lo humano y de comprensin de la
existencia ni mucho menos de una reduccin al corporalismo
que, como define Ramrez (2017), es un supuesto con una visin ideolgica,
reductiva y parcial de cuerpo como protagonista de la existencia. En todo caso,
se trata de comprender desde el leib, es
decir, desde el cuerpo vivo, y no desde el krper
como cuerpo fsico, pues la intencin es saber de nosotros desde el cuerpo, a
lo que Richir (2013) identificar como la Leiblichkeit o corporeidad viviente
Sin afn de psicopatologizar a la vejez, es
importante sealar que es un proceso biolgico que transforma. Pero he sido
enftico en que es importante no reducirla a concepciones cartesianas, pues
tambin se relaciona con la cultura -como representacin conceptual del espacio
y tiempo en el que se vive- por lo que est sometido a la posibilidad, a la
incertidumbre y al riesgo implcitos en la experiencia de envejecer en circunstancias
como la que vivimos en nuestro territorio.
Esta referencia que surge de la ruptura con el reduccionismo
y de la apertura a los enfoques humanistas da pauta a la posibilidad de
analizar a la vejez no como un hecho normal o ms bien normatizado,
sino como un producto de la historia individual que logra distinguirse de las
otras formas de envejecimiento de los contemporneos creando una suerte de
vejeces. Esta nocin plural de la vejez se retoma de manera conceptual como una
construccin en la que estn presentes formas distintas en la que envejecemos
todos.
Estas vejeces tambin se enfrentan a la posibilidad de
la generalizacin pues se experimentan a un proceso de desvinculacin[4] en el que se
manifiestan experiencias de invalidez, de aislamiento, de temor, de dependencia
y tal vez de culpa (habr que explorar esta va analtica a travs de los
procesos afectivos pues son considerados como una va de informacin til para
comprender las circunstancias en las que ocurrimos y tambin las relaciones que
se sostienen con los otros).
El propsito de estas lneas finales es incorporar el pensamiento de
Merleau -Ponty para acercarme al fenmeno de la vejez. Explicar la experiencia
cuerpo envejecido desde la propuesta de este autor me requiri comprender la
nocin de percepcin y a partir de ello establezco un dilogo para describir al
ser como unicidad y no como asociacin de elementos. El cuerpo est integrado
por todo lo que tiene en el momento que se vive, as la circunstancia revela un
cuerpo como totalidad como el ejemplo que relata Merleau-Ponty (1945) sobre una
mujer con sombrero grande que no puede pasar por la puerta porque esta es demasiado
estrecha, sin embargo, si ella se retirara el sombrero entrara sin problema
pero no lo hace y surge un conflicto que involucra a su cuerpo y al espacio: un
ser que no cabe por la puerta porque en ese momento se percibe como un sersombrero en una puerta pequea. Hablamos de una
especie de conciencia de s que el cuerpo provee. Mediante la conciencia de s,
el ser descubre a la vejez y lo distingue de los otros seres que fue.
Merleau-Ponty (1945) lo describe de la siguiente forma:
la consciencia nunca puede objetivarse en consciencia
de algo y, aunque el anciano se queje de su vejez, o el achacoso de sus
achaques, no pueden hacerlo ms que cuando se comparan con los dems o cuando
se ven con los ojos de los dems, eso es, cuando toman acerca de si mismos un
punto de vista estadstico y objetivo, y esas quejas nunca son enteramente de
buena fe: vuelto a la mdula de su consciencia, cada uno se siente ms all de
sus calificaciones y, por ende, se resigna.
Es probable que un ser envejecido se percibe como tal en las circunstancias
generales de la existencia; por ejemplo, ante la presencia de la enfermedad se
percibe como una totalidad enferma en todo momento donde todas las partes de su
ser participan de esa percepcin unificada. En la lgica que Merleau-Ponty
(1945) nos brinda es el ser un ser de percepciones puestos en un cuerpo que se
relata a si mismo desde el lugar que ocupa. Quien envejece es descrito por s y
para s desde los referentes de la experiencia colectiva encarnados en su
propia vejez. Lo que implica una conceptualizacin del yo que surge de la
conciencia e involucra su comprensin desde un cuerpo de viejo, con prcticas
de viejo, con sensaciones de viejo, con la afectividad de un viejo, con la
salud de un viejo.
Conclusiones
Agamben (2017) reflexiona
sobre la existencia, afirmando que se devela solo si se pretende anticipadamente
entender el significado de la frmula del hombre cuya obra es el uso del
cuerpo, por ello, recurre a la lgica aristotlica en la que se reduce el
problema de la existencia del esclavo al de la existencia de su cuerpo y afirma
que la esclavitud define una dimensin de lo humano, en suma, ocurrir tal vez,
de forma similar una comprensin de la vejez desde la fenomenologa donde la
presencia de la vejez se nos hace evidente o la reducimos para comprenderla
quiz- en un cuerpo.
La vejez, considerada desde la experiencia del cuerpo envejecido, se
encarna bajo un deber ser que se experimenta en la diversidad y la
multiplicidad a las que las existencias estn abiertas pues somos seres con un
cuerpo envejecido, no desde un cuerpo envejecido, as pues, el cuerpo no es el
ser nombrado, es el ser que experimenta la vida y, en la propuesta de este
texto, la vejez. Mi intencin es aportar elementos para la reflexin
existencial en las intervenciones psicolgicas con personas envejecidas,
considerando que el cuerpo es un indicador de la experiencia de envejecer y no
solo un rgano de la naturaleza que se degrada a travs del tiempo.
Tal vez puedan contemplarse en la accin teraputica las mltiples formas
en que se vive el ser viejo, hecho al que podemos nombrar como las vejeces que
no se presentan como pluralidad que contrapone el reduccionismo biologicista a procesos generalizables, sino refiere la
multiplicidad de formas del ser (y no representa por el momento la intencin de
este texto) a las que puede accederse desde la fenomenologa. Seres que
poseemos una biologa/cuerpo que ha transitado por una gran cantidad de aos y
en la que se revelan las formas en las que el cuerpo se vivencia, se representa,
se simboliza, se siente y, por supuesto, desde donde experimentamos la vida y
los fenmenos trascendentales de sta como la incertidumbre (la ontolgica y la
que ocurre por la propia condicin) por ejemplo. Si
bien he discutido que desde la fenomenologa no hay motivos para reducirnos a
una versin del yo/cuerpoenvejecido proveniente de la biomedicina, requerimos
de ella para conocer y comprender las condiciones de la etapa en tono de
generalidades de la existencia envejecida del cuerpo, pero enfatizando que al
ser siempre se lo comprende desde la experiencia.
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Lic.
en Psicologa por la FES-Iztacala UNAM. Doctor en Ciencias en Salud Colectiva,
Universidad Autnoma Metropolitana-unidad Xochimilco UAM-X. Especialista en
Psicoterapia con enfoque existencial fenomenolgico cursado en el Crculo de
Terapia Existencial (CIREX).
Correo de contacto:
Fecha de
presentacin: 10/11/2023
Fecha de aceptacin: 19/2/2024
[1] Hay enfermos, no enfermedades, como afirma
Bunge (2012) la primeras son entes concretos mientras que las segundas son
clases, especies o tipo, entelequias creadas por el conocimiento que hemos
desarrollado. En consecuencia, las enfermedades son desviaciones de normas o
reglas de conducta puesto que stas nacen, se reforman y sustituyen en la vida
social, en concreto, la enfermedad no es una totalidad biolgica sino una
construccin social, hecho que pudiera explicarse desde la fenomenologa, pero
no es el caso de este texto.
[2] Foucault (1996:119) sostiene que la clnica
-como ejercicio concreto de la biomedicina- se opone en cierto sentido a la
filosofa, quiz porque la expresin ms clara de la presencia de la
biomedicina en la vida cotidiana es la preservacin de la salud y sobre ella no
es posible la especulacin, sino necesario el acto de la cura. Por ello, el
modelo busca remediar, por medio de la atencin cientfica, a la anormalidad
instituida como patologa, sea cual sea y se haga presente en cualquier
condicin e incluso momento de lo humano.
[3] La fenomenologa nos recuerda que siempre percibimos el
mundo desde una perspectiva determinada y, es por medio de nuestra actitud
natural, que constantemente totalizamos las parcialidades percibidas (Espinosa,
2021).
[4] La desvinculacin de las personas mayores se
define como la separacin de este grupo sin adscribirse a ningn otro; se
reconoce como un proceso inevitable del envejecimiento que va acompaado de una
disminucin gradual del inters por las actividades y los acontecimientos
sociales del entorno y se produce a partir del desarraigo generado por la
disolucin de las redes sociales de pertenencia.
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