Revista
Latinoamericana de Psicoterapia Existencial. UN ENFOQUE COMPRENSIVO DEL
SER. Ao 10 - N 20 Abril 2020.
Seccin Comentario de libro
Comentario de libro
Cuatro modos humanos de
existir
Autor:
Ramiro Gmez Salas
Una lectura picassiana de nuestro mundo
Prof. Emilio Romero
Joinville, Brasil
Hay
diversos modos de llevar nuestra vida sea en nuestra poca, sea en otras ms
lejanas; de diversas maneras podemos reconstruir algunas formas de vida que
reflejan tanto lo individual de una vida como su insercin en modos colectivos
de ir haciendo la vida en su singularidad; singularidad siempre atravesada por
lo que se disea en un momento de la historia en la cual emergimos sin pedir y
menos sin saber los motivos que nos situaron en un perodo dado de una poca, de una clase social, de una
trama compleja que rara vez llegamos a captar su sentido: estamos inseridos en
una trama social, econmica e histrica que rara vez llegamos a conocer en su
complejidad.
En
el libro Cuatro modos humanos de existir,
Gmez Salas se ha propuesto mostrarnos diferentes modos de vida en diferentes
pocas o en un mismo perodo, todos inseridos en un complejo de relaciones que
sus protagonistas apenas viven sea como dictamen de designios ajenos, sea como
bajo las influencias de un destino cuyo misterio solo es esclarecido mediante
creencias colectivas, mediantes mitos o por esa extraa urdimbre de relaciones
que enreda a todos nosotros de las ms diversas maneras.
La
propuesta del autor es para que visitemos un retablo que nos muestra cuatro
figuras humanas en diferentes momentos; la primera est situada en la poca
clsica; las otras tres pertenecen a nuestra poca reciente. Los cuatro
retablos exigen una atencin dirigida para as ir entrando en los diversos
meandros de escenarios complejos, que son presentados con una multiplicidad de
voces que acompaan a nuestro autor. Gmez Salas sabe que los temas que aborda
son intrincados, nunca pueden ser expuestos en pinceladas cubistas, meras
insinuaciones de figuras que expresan la interconexin de realidades
indiscernibles. Nos muestra la vida en sus contextos, en sus intentos de
conquistar algunas realizaciones, no importa si ellos no sepan claramente los
motivos y el transfundo que los motivan en ciertas direcciones, ms que en
otras. Un novelista se limitara a dar su visin de lo que su experiencia y su
filosofa le permite discernir en las conductas humanas, por complejas que
stas sean, e incluso si son autobiografas como sera el caso de un Rousseau o
de un Luis F. Celine. En el texto que intento
comprender para as ofrecer algunas pistas para otros lectores, siempre vemos
que varias voces dejan or sus posiciones. Son los auxiliares y guas de
nuestro autor. Son co-autores que forman parte tanto
de una visin de mundo, como informantes de saberes que no circulan por las calles
del mercado.
1. En todos los captulos se nos coloca frente a
las constantes presentes en nuestra existencia en todas las pocas, no importa
si se presenten de modo diferente. Desde cuestiones antropolgicas como la
oscilacin permanente del hombre entre el ser y la nada, el inevitable
entrecruzamiento de la banalidad de la vida y sus misterios, la voluntad de
realizacin y los infaltables fracasos, la procura del amor y sus frecuentes
desencantos solo para mencionar los primeros y ms frecuentes.
Este
primer cuadro nos introduce a un tema que fue una constante en el pensamiento
griego; la cuestin del tiempo con su cortejo siempre presente, la finitud de
todo lo que existe y la hipottica eternidad, lo previsible y lo imprevisible.
Esta es una reflexin que ya se colocan las grandes figuras de la filosofa de
ese pueblo. El tiempo impone un orden en el acontecer, orden que debemos llevar
en cuenta para as administrar nuestros tareas y compromisos. En aquel tiempo
an no se rega la vida por los relojes. La importancia de una medicin del
tiempo va a esperar muchos siglos antes de imponerse como una necesidad de la
vida prctica.
Desde
este primer captulo entramos en los modos que el autor impone a su visin del
mundo en que cada figura humana deja sentir su presencia. Convoca poetas y
filsofos, eruditos y especialistas en el asunto que se propone abordar.
En
este primer retablo nos encontramos con Calnicos, un
joven griego; este joven sufre lo que parece haber sido una constante en el
alma griega: la cuestin de la muerte; este joven se va a deparar con algo que
su cultura lo deja en el desamparo del fin, sin ninguna promesa de una vida
post-mortem. Lo mximo que le ofrece es la extincin fantasmtica
en los sombros pasajes del mundo subterrneo, el averno; recordemos que solo
los dioses y semi-dioses, tenan la gracia de la
inmortalidad; los humanos moran a los pocos como sonmbulos, o, si eran seres
ilustres en compaa de seres ilustres que aliviaban sus das. Adems, el
destino de la vida de todos los mortales estaba en la voluntad de las moiras, cuyos
hilos ellas controlaban de modo que bastaba un simple corte para el fin del
mortal.
Gmez
Salas destaca como los epitafios colocados en la vera del camino recuerdan a
los caminantes tanto los bienes de la muerte como el dolor y las injusticias de
su dictamen. Postula que si la vida es un caminar para un fin; el caminante tal
vez se pregunte que hay ms all. Yo me pregunto si hay en la concepcin griega
una metonimia del ms all, que est presente en la tradicin
judeo-cristiana. Gmez nos destaca el ideal de la cultura helnica: la aret, que
incluye las virtudes que generaron la grandeza de ese pueblo, virtudes que en
parte permita enfrentar la muerte sin grandes miedos. En compensacin opta por
las radiaciones que incluso los eventos ms simples poseen; nos expone el tema
de la muerte tal como es considerada por escritores recientes Sartre, Kundera, Kafka, Meister Eckhart, principalmente. Todo muy pertinente.
2. Con
el segundo modo humano de existir entramos en la contemporaneidad, en nuestra
poca. Conocemos de inmediato un breve esbozo de Pablo, un hombre de 32 aos
que enfrenta los desafos de la vida que le impone el sistema social de nuestro
tiempo.
En
este captulo entramos en el plano del mundo de las tecnologas complejas,
fuera del alcance del hombre comn; Pablo vive dentro de un mundo que lo
condiciona en redes que l no sabra comprender y mucho menos controlar. Las
nano-tecnologas, las exploraciones del movimiento de las partculas intra-atmica lo han transformado a l mismo, a todos
nosotros, en maniticos y meras partculas errantes cuyos movimientos podemos
prever en abstracto solamente. Aqu es an ms acentuado el principio que
orienta la exposicin analtica de este autor: la confluencia de factores sea
en un sentido de refuerzos mutuos, sea como de confrontos.
El primer confronto que enfatiza es entre la inestabilidad y la unidad
familiar, siempre bajo amenaza de disolucin. El film Paisaje en la neblina le sirve para seguir las peripecias de una
adolescente y su hermano pequeo, dos hurfanos que inician la bsqueda de su
padre como la fuente originaria de sus vidas y la imposibilidad de su encuentro
despus de las dolorosas experiencias que sufren en esa bsqueda; al final lo
nico que encuentran es un rbol que simboliza la raz y la promesa de sus
vidas.
Luego
entra en el meollo de la historia de todos los que viven de un salario. Pablo,
sin ser un robot, se siente tal. O sin darse cuenta descubrir que su trabajo
es una forma de servidumbre en el sentido de los clsicos; servir bajo el mando
del amo. De modo cauteloso apunta las
direcciones que toma la servidumbre que va invadiendo las diversas reas de los
que viven de un salario. Como para evitar ir ms lejos nos cita un texto de Asimov, bien conocido expositor del mundo futuro, en el que
incluso los robots sienten algo parecido con el apego. Tambin en el futuro los
nios precisarn del oso de peluche y de otros objetos de apoyo emocional. Este
es un lado de la robtica; est el otro: han sido creados para incrementar la
produccin y operar sin el factor humano hasta donde sea posible.
Este
captulo entre en los ms diversos planos que caracterizan las realidades
humanas de nuestra poca. Forma parte de una galera pictrica del mundo que
vivimos; estos planos se interpenetran, se oponen, se
influencian, se complementan formando todos los cuadros de estilo picassiano,
en que las figuras carecen de individualidad; son figuras con rostros
parciales, deformados por misturas, lneas y colores, esbozos parciales de
seres humanos. Ningn otro pintor ha conseguido darnos una galera tan completa
de nuestra poca, tal como se dise desde la segunda guerra mundial (1945),
aunque ya se anunciaba desde la primera guerra (1914). No es que Gmez Salas
desconozca los factores positivos de los avances cientficos y tecnolgicos, ni
tampoco subscribe el juicio heideggeriano del fin de la historia por el auge y
predominio de las mediaciones tcnicas como la anulacin de lo humano. Ni mucho
menos nos habla de una era de las masas, como pens alguna vez Ortega y Gasset
en los aos 30. La masificacin continua, mas ahora la entendemos como un
sub-producto del sistema capitalista que transform a la inmensa mayora en
meros consumidores de productos enlatados, sea en la forma de lindas mujeres,
lderes de trapo (animadores de TV), polticos corruptos, financistas sin alma,
pastores inescrupulosos que venden la prosperidad material para la gran masa
siempre que paguen los diesmos a ellos, falsarios de la peor canallada.
Cita
a un autor que habla del fenmeno TV como una forma de dominacin de la mente
colectiva; es apenas una pincelada para denunciar los efectos dispersivos e
ilusorios de sus mensajes con intenciones que esconden el trasfondo de sus
intereses. Es lo que desde Hegel y Marx se conoce como alienacin, mas estos dos filsofos no son mencionados en este libro. Hubiera sido
oportuno un mayor nfasis en el carcter manipulativo de la TV, destinado a
imponer falsas representaciones sobre la realidad material, una forma
programada para esconder las maas de los poderes dominantes sobre la gran masa
de consumidores y de electores sin consciencia real de cmo funciona el sistema
social. El autor prefiere entrar en otro tema; queda as algo diluido el tema
de la manipulacin y dominio de la consciencia colectiva por un programa
destinado a dar un cuadro falso de las realidades socio-econmicas. La media forma parte de un programa bien
montado para dominar e moldear la consciencia colectiva en trminos de su
domesticacin pasiva.
El
lector se pregunta si todas estas derivaciones forman parte del proyecto
picassiano de realidades mltiples, complejas amalgamas de retazos sin
individualidad. Cita a un escritor que habla de psicofagia como sntesis de
procedimientos que devoran su poder libertario inherente a su potencial. Y para
seguir con su mtodo de derivaciones mltiples para otras reas, Gmez Salas
entra en el campo del auge de las modas del vocero rockero
y de otras modas ms refinadas importadas del Oriente o de otros tiempos.
En
todo este aquelarre nunca faltan los toques de la potica, prximo a las
Damiselas de Avignon. Para mi gusto en las ltimas
cuarentas pginas de este captulo, el autor nos ofrece sus mejores frutos de
su analtica de nuestros tiempos; se sita en los temas que ms atraen su
atencin y competencia. Comenta las virtudes del tacto en versos de E.
Cummings, los besos son el mejor destino de la sabidura, seora, lo juro por
todas flores hasta la revolucin del 68 en Francia con sus slogans famosos,
sean realistas, pidan lo imposible, la selva precede al hombre, el desierto
lo sigue.
Como
todo hombre amarrado a la mquina del
sistema dominante el tiempo de Pablo es
rendimiento y productividad. Su tiempo es dinero y posibilidad de bienestar por
el consumo. Tiene esperanza que en la medida que la empresa crezca gracias al
esfuerzo de todos el trickle-down
lo va a favorecer. (pg. 105).
3.
Entramos en una tercera esfera; vamos a conocer el mundo de una pareja. Ral y
Piloncita.
Entramos
en los males del amor no correspondido; y peor que eso, traicionado o
desdeado. Es Ral el que se lamenta de una pasin no correspondida. Ya no se
trata de una apuesta perdida; Ral se entreg a una pasin que inclua la
sntesis de sus deseos; la entrega a un dios desconocido que promete todo, pero
no garantiza nada, nada, salvo la aventura de lo incierto y dudoso. Como suele
acontecer no es pura ilusin; la joven Piloncita abri alguna ventana y mostr
la sonrisa de una promesa incierta que Ral entendi como estmulo suficiente
para su aventura. Una aventura interior, simples pistas en la arena gravadas en
su campo imaginario.
Es
lo que suele acontecer en la mayora de nosotros. Un gesto amable nos parece
una promesa en un doble sentido; la damos y tambin la recibimos. En esta
historia l implora, ella deplora toda aproximacin; vemos las sombras del
desprecio, del repudio por un pedido fuera de cuestin. En la generacin ms
reciente tambin acontece pero sin los ribetes del rechazo frontal y sin
apelacin; en estos ltimos veinte aos las opciones romnticas segn la
frmula clsica del siglo XIX seran impensable. Las quejas y dolores de su
desgracia amatoria son verosmiles para un hombre que ya entr en la tercera
dcada, sin experiencias anteriores, como hoy ocurre desde la adolescencia
inicial. Gmez Salas nos presenta el cuadro de un hombre que an sufre de
amores no correspondidos, con el dramatismo de una o dos generaciones
anteriores. An hay personas que experimentan amores no correspondidos como un
drama insoportable; es lo que nos muestra este autor con su invocacin de
escritores que exaltan los supuestos parasos perdidos. Lo que vemos todos los
das en el noticiario de la TV son asesinatos de ex amantes y de esposas que
optaran por dejar la vida conyugal ante la conducta insoportable de un marido
agresivo o de celos sintomticos. Ral llega a pensar en matar a su Piloncita,
que sera otra forma de su suicidio. Acontecen ese tipo de percances an en
nuestros das. Entendemos que tienen carcter sintomtico, lo mnimo una
limitacin caracterial para aceptar el fracaso de un
propuesta que denuncia una antigua falta un viejo rencor por haber sido
postergado en el afecto materno?
El
amor seria la superacin de las fronteras que distancian el yo del t para as
configurar una unidad mayor que es algo ms que el nosotros, es la unidad
yo-t. El nosotros bien puede originarse de un convenio, de una asociacin
conveniente para compartir beneficios mutuos. El amor no seguira esta forma de
la practicidad. Es otra figura de las fusiones picassianas en que las penas y
las alegras del otro tien el flujo sanguneo de esta dupla-en-fusin. Gmez
Salas acredita y intenta mostrarnos la supra y la trans-temporalidad de la experiencia amorosa; no importa
que esta trans-temporalidad no implique elementos
ideales; son su prctica en las diversas culturas, incluidas sus monstruosas
transgresiones, sometida al duro test de las necesidades apremiantes. Nuestro
autor acredita que las virtudes del amor implican beneficios mutuos para los
amantes. Y aun va ms lejos, cita a Sorokin, un
socilogo que postula que el amor es el poder de la dinmica social,
postulado desmentido por el tremendo poder de la violencia en el movimiento de la historia humana de todos los
pueblos. Tal vez si el amor implicase la convergencia de fuerzas pro sociales y
la violencia, en contraposicin, implicase la divergencia de intereses entre
los individuos y los pueblos, entonces podramos afirmar que hay un factor de
violencia en el amor y otro de amor en la violencia: no olvidemos que todas las
grandes revoluciones humanas se hacen en nombre del bien comn. Tal fue la
justificativa de un Constantino al declarar el Cristianismo como la religin
oficial del Imperio romano; tal fue la dinmica y origen de la Revolucin
francesa. Tambin fue la justificativa de los bolcheviques al eliminar a sangre
y fuego a los enemigos de un Nuevo Estado de justicia social en la Unin
sovitica.
Gmez
cita a Pascal: Las pasiones ms propias del hombre, origen de muchas otras son
el amor y la ambicin. No tienen que ver entre s, aunque a menudo anden de la mano; pero se debilitan
recprocamente, por no decir que se anulan. Podemos completar la idea pascaliana: la ambicin es disparada por bienes materiales
y posiciones de poder; as tendramos lo que acabo de afirmar sobre el interjuego de lo convergente y lo divergente en un
movimiento oscilante, con predominio de uno y de otro segn composiciones de
fuerzas. Gmez nos dice que la ambicin desplaza al amor y lo anula; el amor
repele la ambicin y la extingue. Que optimismo! L amour cest un oiseau fragil, ya nos advertia Stendhal.
Piloncita,
la joven tan deseada por Ral, parece tener una excusa suficiente para no
abrirse a los requerimientos de un amor pleno; insina una historia pasada que
la priva de entrar en una relacin de pecho abierto; Ral, hombre de
palpitaciones romnticas, no la presiona; cree aun que vencer los bloqueos que
le impiden su entrega al llamado de otro amanecer. El lector actual de esta
historia, hombre del siglo XXI, observa la conducta de Ral como una
obstinacin nada comn en los modos de relacionamientos predominantes en
nuestra poca, son ms propio de los tiempos picassianos en que todo se
superpona de diferentes modos, encubriendo lo ms natural de la vida. Si
admitimos que esa poca termina en torno de la dcada de los sesenta ya se
pasaron tres generaciones. Surgieron dos nuevas configuraciones del mundo en
Occidente. Una se llama existencialismo
de los 60 a 90, otro la globalizacin del poder financiero.
4. El
cuarto modo humano de existir corresponde a la vida de los pobres,
especialmente numerosos en los pases del llamado tercer y cuarto mundos. En
este retablo no encontramos el nombre de un personaje que represente este
enorme conglomerado humano; cincuenta por ciento en dos tercios de la poblacin
humana, unos tres mil millones. Gmez ha entendido muy bien que la pobreza
condena al ser humano a ser un ente annimo. No digo que l no muestre el
debido respeto ni ignore que incluso en las
vidas ms carentes existe la dignidad. Tanto es as que cita el poema de un
poeta que muri en combate en defensa de la justicia humana: Len Felipe fue
fusilado por la derecha fascista de F. Franco en la poca de la Revolucin
espaola. El poeta abogaba por la abolicin de los ricos y de los pobres, es
decir, luchaba por la igualdad de los humanos, nica manera de conquistar la
justicia social. No comenta las causas de las desigualdades sociales ni comenta
las maas de los poderes dominantes para mantener los tremendos contrastes
sociales y todas las injusticias que le son inherentes. Siempre est atento a
los momentos en que algunos valores humanos se rescatan incluso en las condiciones
materiales ms duras. Nos recuerda el famoso filme italiano de los aos
cuarenta Ladrones de bicicletas una de los mayores bienes de la clase
proletaria de aquella poca.
Consideraciones finales a ttulo provisorio
El
mundo reflejado en la obra pictrica de Picasso dura hasta la guerra de Vietnam
con la derrota de los norteamericanos y el aumento de las tensiones entre EUA y
la Unin Sovitica. Despus de este periodo se impone la visin existencialista
de la vida; en esta nueva poca surge la pintura de lo irrisorio y las
imposturas de Warhall. Dal refleja la nueva poca
con su desmoronamiento de lo real. En literatura surge la nueva visin del
hombre en los grandes escritores de esta poca: Sartre y Beauvoir,
Camus y las sobrias desventuras del desvalor de la vida; Luis F. Celine y sus andanzas; Sbato nos muestra la pasin
paranoide de un pintor solitario y nihilista. Slo para citar los ms
conocidos. El tema del amor como la mxima realizacin pierde su vigencia. Los
hippies nos ofrecen su nueva visin de las relaciones ertico-sentimentales
como aventuras de lo cotidiano, sin ninguna transcendencia; es la reaccin ante
la derrota del militarismo norteamericano; es el protesto de gran parte de la
juventud contra las costumbres y las amarras sociales. Surge en todo Occidente
un nuevo tipo de juventud, menos creyente y ms libertaria.
Ya
en los aos 90 el existencialismo, como antdoto contra la deshumanizacin, ya
no responde a la llamada expansin mundial del capitalismo; se impone la
globalizacin; surgen nuevos polos en disputas. Por una parte est el capital
financiero y sus especulaciones con el mercado; y por otras est una asociacin
estratgica entre China y Rusia. El tercer mundo, nosotros, intentamos
sobrevivir entre estos tres colosos. Estamos en la poca computacional, con los
grandes problemas del presente: la superpoblacin, el aumento de la temperatura
y sus efectos climticos, el inestable equilibrio atmico, la certeza de que un
tercio de la poblacin mundial pobre
continuar al margen de la historia.
Una
penltima observacin sobre este rico semillero de ideas presente en el libro
de Gmez Salas. El estilo de exposicin ramificado del autor, que siempre se
hace acompaar por otros autores que escriben algo pertinente sobre el tema en
cuestin, admito que ofrece dificultades para un lector ms habituado a textos
lineales con estilos argumentativos apuntando a demostraciones lineales. Admito
que lo que he apuntado es un resumen muy simplificado de un texto rico en ideas
que siempre van acompaadas por el encanto de una erudicin siempre pertinente.
Curriculum
Psiclogo clnico. Ex docente de varias
universidades en Brasil. Miembro fundador y de honor de ALPE. Escribi
numerosos libros cientficos y literarios.
Correo de contacto: emiliorom@terra.com.br
Fecha de entrega: 1/02/2020
Fecha de aprobacin: 11/02/2020
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